Históricamente, los equipos de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional pasan por dos etapas: una desde el primer día de la temporada hasta comienzos de diciembre; la segunda, desde los primeros días de diciembre hasta el final del torneo.
En los primeros días, las alineaciones están cargadas de jugadores que actuaron durante el verano en categorías AA o inferiores. Los rosters están plagados de jugadores buenos mas no extraordinarios. Son jugadores que vienen a trabajar en Venezuela en sus deficiencias: lanzadores que necesitan innings para ganar control, bateadores que necesitan entrar en situaciones de juego para obtener dominio de la zona de strike. En esa primera etapa los juegos no son tan buenos: se comenten muchos errores defensivos, muchos turnos se deciden por la impaciencia de los bateadores y los lanzadores pueden caer en lagunas de descontrol absoluto. Esta primera etapa del campeonato la han dominado jugadores como Edgar Naveda, Jesús Alfaro o El Chalao Méndez, es decir, beisbolistas que manejan las bases del juego pero no tienen las condiciones para ser Grandes Ligas regulares.
La segunda etapa comienza en el momento que aparecen los jugadores AAA y mayores. Es la etapa en la que sube el nivel de juego, la estrategia toma mayor peso, se especializa el personal (lanzadores para ciertas situaciones, bateadores y fildeadores emergentes) y en definitiva la Liga se convierte en el espectáculo que todos creemos debe ser.
Después de la derrota de anoche (2-8 ante los Tiburones, que nos dejó a 3 de la clasificación con sólo 7 por jugar) hice el ejercicio de comparar las alineaciones del Magallanes de la primera etapa con las de la segunda. Los primeros días, los Navegantes salieron al campo de la siguiente manera:
1B Choi
2B Hernández
SS Paz
3B Nieves
LF Romero
CF Redman
RF Acuña
C Clemente Álvarez
Últimamente, Magallanes ha estado jugando con la siguiente alineación:
1B Giménez
2B Rivas
SS Hernández
3B Eddy Díaz
LF Rafael Álvarez
CF Acuña
RF Escobar
C Clemente Álvarez
Es difícil determinar cuál de las dos alineaciones es mejor. Si se considera posición por posición, tal vez las dos mayores mejorías serían en segunda base y jardín derecho, Rivas por Tapón y Escobar por Acuña. Eso sí, los dos jugadores reemplazados siguen en el equipo, en posiciones que no son las suyas (SS y CF) y en las que sus deficiencias defensivas son aún más notables. En líneas generales, es un equipo con peor defensiva y bateo, en el que (parece increíble) hay mayor peso de jugadores de tipo doble A o menor que de triple A o grandes. Aparte, el Magallanes de estas últimas semanas no tiene un bateador del nivel de Choi. ¿Cómo nos pudo ocurrir esto?
Por supuesto que excusas hay muchas: las lesiones de Chávez y Nieves; los posibles cambios de Guillén e Hidalgo en los Estados Unidos; la irregularidad de jugadores que otrora fueron dominantes en esta liga (como Piñango, Ramos, Mendoza); la partida de Choi y tal vez la ausencia de Johan Santana. Las excusas sólo cuentan parte de la historia. Ocurrió este año un colapso en todas la áreas del Magallanes, desde la gerencia general, pasando por la dirección técnica del equipo y llegando hasta los jugadores; colapso que causó que un equipo que tuvo en su momento a 9 grandes ligas al campo, esté al borde de la eliminación en la primera ronda. Por un lado, la gerencia contrató este año a jugadores importados que ayudaron muy poco a la base criolla y no aplicaron los correctivos que debían. De igual manera, la dirección técnica del equipo nunca supo que hacer con las piezas que les fueron dadas; es más, dudo de la capacidad de liderazgo de Reagan dentro de este equipo. Y al final, los jugadores parecieron no entender lo importante que es para este equipo, para la liga y hasta para el país, un torneo en el que eliminen al Magallanes en la primera ronda.
Para finalizar, quisiera hacer notar que en la tarde de ayer, viendo a las Aguilas pelear contra el Caracas aún cuando su clasificación a la post-temporada es casi nula, decidí escribir la columna de hoy comparando la actitud de los zulianos con la del Magallanes del sábado en Araure. Anoche, luego de la derrota contra los Tiburones, Dámaso Blanco hizo un comentario al respecto en la transmisión radial y no quise entonces repetir lo que ya él había dicho. Como sea, su comentario fue más emotivo que elocuente (centrándose en el orgullo que deben llevar los peloteros "por dentro") y me gustaría agregar algo: como fanático del Magallanes que creció en los 80s, el seguir al equipo nunca ha estado condicionado por el número de victorias o campeonatos; de hecho, el Magallanes fue por muchos años causante de más dolor que satisfacciones, fuente de burlas de mis amigos de la infancia. No se trata de criticar al equipo porque estemos perdiendo, sino llamar la atención porque el equipo que hoy tenemos no representa bien a la divisa que he seguido desde que tengo uso de razón. Estoy seguro que dentro de algunos años, de mi memoria se escapará cuántos campeonatos ganó Carlos García, pero si voy a recordar que cada año salió a jugar para ganar uno. De la misma manera, lo que ha pasado este año con tantos jugadores del Magallanes, quienes han demostrado desidia en los momentos difíciles, no se me va a olvidar por mucho tiempo. Tenemos el equipo para ganar; a los directivos, entrenadores y jugadores simplemente no les ha dado la gana.